Nota introductoria.-- El "nou Govern" que surja del 21-D tendrá
que activar el "Pacte Nacional per a la Indústria" (PNI), como
instrumento para el desarrollo de nuestro tejido industrial y tecnológico,
contando con el protagonismo de las organizaciones empresariales y sindicales.
El PNI no puede ser solo un instrumento de "agit-prop" de un Govern
obsesionado por la secesión.
El próximo 5 de julio se
procederá a la presentación y firma del Pacto Nacional por la Industria (PNI),
consecuencia del acuerdo aprobado por unanimidad por el Parlament de Cataluña el
13 de julio de 2016. El Pacto reconocía la necesidad de recuperar la industria como actividad motriz de
nuestra economía. Actividad que representa cerca del 20% de nuestro PIB, da
empleo a más del 50% de nuestra población ocupada y representa a los sectores
más innovadores, con más capacidad exportadora, que generan ocupación más estable y de mayor
calidad.
La elaboración y
presentación del PNI es una excelente noticia. Cataluña necesitaba activar,
desde la colaboración y el consenso de todos los agentes implicados, una
respuesta a la situación de declive industrial de su economía. La ausencia
durante décadas de una estrategia industrial del Govern de la Generalitat, la falta de ambición y espíritu
emprendedor de una parte de nuestra burguesía industrial, la baja inversión
en I+D+i , muy por debajo de la media
europea y de otras comunidades autónomas, el deterioro del sistema educativo y
nuestra baja competitividad entre las regiones europeas (The EU Regional
Competitiveness Index 2016).
Independientemente de poder
analizar sus contenidos, una vez que el texto sea oficial, me preocupa que el
PNI solo sea un elemento de agit-prop al que se sumen con
entusiasmo las habituales fuerzas vivas del país --sindicatos,
patronales, colegios profesionales, universidades...-- de forma obediente y
disciplinada. Me preocuparía que el plan solo recogiera actuaciones que ya
están en marcha y que se acompañe de previsiones presupuestarias y dotaciones
correspondientes para 2017 ya programadas y empaquetadas en ámbitos como la
formación, infraestructuras, industria 4.0... Sin duda, una vez más podríamos
asistir a una nueva escenificación teatral pues, como dijo Unamuno,
"a los levantinos les pierde la estética".
Durante el proceso de
elaboración del mismo, iniciado en octubre de 2016, y en el que tuve la
posibilidad de participar como asesor de los sindicatos, quedaba muy claro que
se estaba diseñando una estrategia industrial "autonómica", sus
referencias estaban siempre vinculadas a políticas del Estado (reforma
energética, infraestructuras de Fomento, marco
industrial español...), en ningún lugar aparecía una estrategia industrial para
un "Estado nuevo", que no se sabe si será república socialista o
modelo liberal convergente. Posiblemente también los últimos cambios habidos en
el Departamento de Empresa y Conocimiento indican que, más que
discrepancias en los contenidos estratégicos del PNI, se está produciendo una
lucha soterrada por ocupar espacios de influencia entre los distintos sectores
del PDeCAT y ERC en el nuevo Govern autonómico.
Cataluña necesita seguir
conectada con una realidad industrial de la que forma parte, una España con un
tejido industrial e innovador muy diversificado. La segunda potencia
exportadora europea en el campo de la automoción, con una potente industria
aeronáutica concentrada en Madrid y Sevilla, un polo tecnológico de renovables
en el País Vasco (Gamesa e Iberdrola), logística avanzada en Madrid y Aragón e
incluso territorios como Castilla y León tradicionalmente agrarios que han
pasado a tener un actividad industrial muy significativa, como es el caso de
Burgos con una industria que representa el 30% de su PIB provincial (con
empresas muy potentes como Gestamp y Grupo Antolín que son verdaderas
multinacionales del sector de la automoción).
Es evidente que el futuro de Cataluña está en
rentabilizar nuestra privilegiada posición estratégica y logística, en el
espíritu innovador y emprendedor de la sociedad catalana, para
seguir liderando el proyecto común de una España moderna e innovadora, que no
es la que nos cuenta TV3, ni tampoco la de la corrupción del Gobierno del PP.
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